En
la zona del volcán Lanin,
la belleza tiene nombre de agosto,
valles y montañas, que
pueden observarse en forma panorámica desde los refugios ubicados en
el medio del macizo, o desde su cumbre, que tiene 3.776
metros de altura sobre el nivel del mar.
Excepto
para quienes cuenten con la indicación médica de no hacer
esfuerzos, esta travesía es considerada apta para todo público a
partir de los 14 años. se recomienda realizar la
ascención acompañado de un guía nacional de montaña
Es
necesario
saber que para poder pisar las nieves
eternas del
volcán, hay que prepararse físicamente, realizando algunas
caminatas con una mochila cargada sobre los hombros. Porque una vez
comenzada la expedición, se llevarán consigo algunos elementos
considerados indispensables para la excursión que demandará dos
días, si el tiempo es bueno.
Si
usted lleva una vida sedentaria le recomendamos organizar un programa
de entrenamiento previo desde varios meses antes del ascenso.
Recuerde que usted va a necesitar caminar unas siete horas en
pendiente y que en general el clima no ayuda. Los vientos son
frecuentes y fuertes y no es inusual que se desaten tormentas
inesperadas.
En
la mochila se colocará ropa de abrigo, pasamontañas, lentes para
sol con filtro UV, una bolsa de dormir, una linterna y se llevarán
también, para utilizar en el momento de transitar sobre los
glaciares, grampones y piquetas. Además, es importante estar
provistos de alimentos energéticos y de un botiquín.
Trayecto
Durante
la primer jornada, luego de transitar por un sendero ubicado en medio
de un increíble bosque de lengas y de flores de amancay, se llega a
la base del volcán Lanín, desde donde se comenzará a realizar el
ascenso por la conocida "Espina de pescado" durante unas 4
o 5 horas. Después de un tiempo de intensa subida se arribará a uno
de los dos refugios en donde se pasará la noche y se reparará el
cuerpo para el tramo final a realizarse a primeras horas de la
mañana.
El
refugio del Club
Andino de Junín de los Andes (C.A.J.A.)
se encuentra ubicado a 2600 metros y tiene capacidad para alojar a 14
personas. El otro refugio es el del Regimiento de Infantería de
Montaña a 2450 metros de altura y es apto para alojar a unos 20
aventureros. Allí se encuentra un libro en donde, preparándose para
concretar el anhelo de hacer cumbre, podrán leerse las anécdotas,
percepciones y experiencias de aquellos que ya cumplieron la meta.
Se
debe pasar la noche en el refugio para poder comenzar temprano, algo
indispensable para contar con las horas de luz suficientes para subir
y bajar. Al alba, las imágenes son deslumbrantes y el espíritu se
renueva.
La
nieve aún se halla dura, lo que facilita el uso de grampones. A
partir de allí, lo más duro de la ascensión: 6 o 7 horas de
trekking de montaña con los grampones sujetos a los borceguíes y
las piquetas en las manos. El desafío se hace propio.
Partiendo
del refugio se debe tomar por el planchón de nieve que hay más
arriba para evitar las incruzables grietas que se encuentran sobre el
sector izquierdo. Es conveniente ascender por el sector derecho
durante dos horas de marcha de acuerdo a las señales.
Una
vez que finaliza la canaleta hay que realizar un desvío de 50 metros
hacia la derecha, para evitar una formación rocosa de 3 metros de
altura. Desde ese punto, en verano es factible caminar por las rocas
sin grampones.
La
prueba más difícil es cuando se arriba a la precumbre, desde donde
se divisa la última media hora de la excursión, el momento más
exigente. En la precumbre hay nieve. Ante la vista del caminante se
erigen torres de hielo que inducen a transitar los últimos metros
por la depresión a la izquierda. Al llegar a la cumbre la vista es
incomparable y la sensación indescriptible: uno se encuentra a 3776
metros de altura.
El
descenso total del volcán se hace en unas 6 horas, paso a paso,
registrando en la retina las imágenes más bellas que ofrece la
región. El comentario de aquellos que pisaron las nieves eternas del
Lanín es unánime y contundente: una experiencia inolvidable.
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